No sé si alguno de los cuatro gatos que leyeron mi primera entrada en este blog allá por septiembre del año pasado lo recordará, pero ya por entonces comenté que tenía planes de traducir una historieta que estaba escribiendo y postearla por aquí. Pues nada, aquí está. Que no se diga que no cumplo mis promesas.
Antes de nada, un poquito de información preliminar sobre la historia de marras. Empecé a escribir Seeing Red & Yellow - Spiral of Fate hace algo más de un año, en noviembre de 2010. La idea era combinar algo que llevaba tiempo haciendo con resultados más o menos potables (historias basadas en mis carreras virtuales como entrenador de fútbol en la serie Football Manager) con algo que no había hecho nunca pero que tenía ganas de probar (fanfiction). La idea se me ocurrió un día de casualidad, no hubo manera de desalojarla del cerebro y aquí estamos, dieciséis meses y un par de cientos de miles de palabras después. Y lo que le queda.
La versión original en inglés de esta historia se está publicando con periodicidad totalmente aleatoria en los foros oficiales de Sports Interactive, concretamente en el subforo dedicado a este tipo de idas de olla, uno de mis lugares virtuales favoritos para pasar el rato. La recepción fue bastante buena, hasta el punto de que en los premios otorgados este año por los escritores y lectores de esa sección del foro consiguió ganar en dos categorías (mejor historia ambientada fuera del Reino Unido y mejor historia basada en una competición no real). Lo que, dicho sea de paso, me dejó con una sonrisa más ancha que la desembocadura del Amazonas. Si os apetece leerla no tenéis más que seguir el enlace y registraros en dicho foro, es gratis y no cuesta nada.
Como ya he mencionado, esta historia es al menos en parte un fanfic, concretamente uno basado en Fate/Stay Night. Teniendo en cuenta que los lectores potenciales de la versión original tenían muchos números de no conocer nada en absoluto sobre esa serie, intenté que fuera lo más independiente posible del material base, aunque fuera a costa de un nivel bastante elevado de exposición en los primeros capítulos. Vistos los resultados, parece que lo conseguí, así que ya sabéis: podéis leer la historia perfectamente aunque no conozcáis nada de la serie original. De hecho, probablemente seáis los que más podáis disfrutar de ella.
Para los que sí saben de F/SN, simplemente avisar que Seeing Red & Yellow toma como punto de partida del "True End" de "Heaven's Feel", la tercera ruta de la novela visual y la única que aún no ha sido adaptada a ningún otro medio. De nuevo, no os preocupéis demasiado si sólo conocéis el anime, ya que además de lo dicho en el párrafo anterior, tenéis la ventaja de conocer al menos a los personajes y el mundo en el que se mueven. Eso sí, para cualquiera que esté interesado en leer la novela visual algún día, ojito con los spoilers, que los habrá y a patadas, empezando por el mismísimo prólogo que llegará a continuación de esta introducción tan larga que me está saliendo.
A los auténticos expertos en el Nasuverso y todo lo relacionado con la Guerra del Santo Grial, sólo pediros paciencia con la información redundante y comprensión con el hecho de que algunas de las "sorpresas" de la historia probablemente os parecerán evidentes desde el principio. Tened en cuenta que no sois el "público objetivo". Ah, y no me tengáis demasiado en cuenta ciertas libertades que me he tomado con algunos personajes, algunas instituciones y algunas situaciones. Nada demasiado radical, pero conociendo lo, ejem, serios que algunos fans de la serie se ponen con según qué detalles...
Eso sí, que a nadie se le olvide la otra mitad de esta historia. Además de magia, héroes míticos, combates imposibles y algún que otro momento de relax, Seeing Red & Yellow también tiene fútbol. Ya veréis los detalles de la integración de ambos mundos cuando llegue el momento correcto de la historia, pero en cualquier caso el deporte rey (autoproclamado) va a tener una buena dosis de protagonismo. Aún no tengo claro cómo voy a formatear los resultados de los partidos ni cuántos datos quiero dar respecto a la parte deportiva de esta historia, pero probablemente lo reduzca al menos un poco respecto a la versión original. Al fin y al cabo, la audiencia de este blog tiene bastantes números de ser mucho menos futbolera que la de los foros de Football Manager, digo yo. La partida en la que se basa esta historia se jugó utilizando Football Manager 2010 con una base de datos de jugadores ficticios, por si a alguien le interesa.
En cuanto a la traducción, está siendo bastante complicada debido a que muchos de los términos establecidos en el mundo F/SN no tienen traducción oficial al castellano. Bueno, ni al inglés, pero ahí al menos tenemos el parche de Mirror Moon como base. He optado por dejar algunas en inglés, y para otras me he guiado por los términos utilizados en el proyecto de traducción de la novela visual al español, que por cierto va avanzando pasito a pasito y ya está a punto de terminar con la primera ruta. También he dejado en inglés algunas citas musicales que aparecen al principio de cada capítulo y, evidentemente, el título de la historia, por el simple motivo de que soy incapaz de encontrar una traducción que no me suene como una patada en los tímpanos. Estoy aprovechando para darle un buen repaso a algunas partes de la historia, así que no os extrañe si comparáis esta versión con la original y algunos detalles parecen algo distintos.
En fin, ya vale de rollos. Os dejo con el prólogo de la historia para ir abriendo boca. Tengo pensado ir actualizando la historia una vez por semana, al menos hasta que me quede sin material traducido y tenga que frenar un poco. La semana que viene crearé una página índice igual que la de Touhou para tener todas las entradas relativas a la historia juntitas.
¡Al lío!
* * * * *
0.- CÍRCULO
“...y tras tomar en consideración todos los informes proporcionados por investigadores, Enforcers y testigos externos, esta comisión de investigación concluye que las probabilidades de que una nueva iteración del ritual llamado ‘Heaven’s Feel’, más comúnmente conocido como ‘la Guerra del Santo Grial’, tenga lugar en su forma conocida hasta ahora son completamente nulas.”
Exp. nº 17456/2004 - Investigación del incidente en Ciudad Fuyuki (Feb-2004), Clock Tower, Departamento de Gestión de Desastres.
Exp. nº 17456/2004 - Investigación del incidente en Ciudad Fuyuki (Feb-2004), Clock Tower, Departamento de Gestión de Desastres.
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“Hello everyone. I suppose you think that nothing much is happening at the moment. Ah-ha-ha-ha-ha. Well, that's what I want to talk to you all about; endings. Now, endings normally happen at the end. But as we all know, endings are just beginnings. You know, once these things really get started, it's jolly hard to stop them again. However, as we have all come this far, I think, under the circumstances the best solution is that we all just keep going. Let's keep this going in sight, never an ending...”
Mike Oldfield - Amarok
Mike Oldfield - Amarok
* * *
Abrió los ojos a un mundo de oscuridad y dolor.
Su depurado instinto de batalla tomó el control inmediatamente. Inspeccionó sus heridas sin necesidad de mover un músculo. Eran graves. Cualquier ser humano normal habría sido vaporizado instantáneamente al ser alcanzado por la abrasadora explosión de luz blanca, pero ella había sobrevivido, aunque por muy poco. Incluso con su excepcional capacidad de regeneración necesitaría al menos unos minutos de descanso antes de poder volver a moverse, y eso sin tener en cuenta el tiempo que requeriría reunir la suficiente energía mágica para reconstruir su destrozada armadura negra. Y eso no era nada bueno.
Luchando contra las oleadas de dolor que recorrían su desgarrado cuerpo, consiguió mover levemente la cabeza. Su vista empezaba a recuperarse tras el deslumbrante resplandor, y al menos podía hacerse una idea general de su entorno cercano. El impacto le había hecho volar al menos treinta metros hacia el fondo de la cueva. Su enemigo no estaba a la vista, y sus sentidos no detectaron ninguna fuente de energía mágica en sus proximidades. Eso sí era bueno. Tal vez tendría una oportunidad de salir de ésta. Si sólo pudiera...
Pero entonces escuchó pasos. Eran rápidos pero irregulares, como si el responsable intentara correr pero estuviera demasiado agotado (o hubiera sufrido heridas demasiado graves) como para mantener el ritmo durante más de unos pocos segundos. Intentó levantar la cabeza para localizar el origen del sonido, pero su quebrado cuerpo se negó a cumplir sus órdenes. Farfullando una nada habitual maldición se quedó inmóvil, cerró los ojos, y esperó lo inevitable.
Unos pocos segundos más tarde, una voz conocida.
“Sa... ber...”.
Abrió los ojos de nuevo y miró fijamente a la figura que se elevaba ante ella. Era él. Inconfundible, aún a pesar de la extraña deformación sufrida por su cuerpo, irregulares protuberancias repartidas aparentemente al azar por todo el tronco y las extremidades. Sus ojos, sin embargo, todavía mostraban esa tozuda determinación que había llegado a conocer, amar y odiar en los pocos días que habían compartido. Y su mano derecha sujetaba una arma blanca, demasiado larga para ser una daga, demasiado corta para ser una espada.
Él se arrodilló. Ella no se movió. No podía moverse. Sólo pudo seguir mirándole con sus imperturbables ojos dorados. El joven alzó su arma con ambas manos, y dudó únicamente durante medio segundo antes de hacerla descender con todas sus fuerzas, penetrando con facilidad en los restos de su coraza y atravesando su corazón.
Curiosamente, no hubo dolor. Sólo una abrumadora sensación de liberación mezclada con decepción y arrepentimiento que la envolvió mientras su visión del mundo que la rodeaba se disolvía a su alrededor y su cuerpo físico desaparecía.
Después, oscuridad y silencio. Podía sentir otras presencias a su alrededor en la nada, pero sobre todo, podía sentir la propia nada. Una nada que deseaba nacer, convertirse en algo distinto. Entonces escuchó, o para ser exactos, sintió un ruido, como si una gigantesca puerta de granito hubiera sido cerrada de golpe. Algo gritó de dolor y frustración. Un rayo de luz partió la nada en dos, sus silenciosos compañeros acudieron hacia él y desaparecieron.
Pero ella no podía seguirlos. Aquel no era su camino. En vez de eso dio media vuelta, buscando la salida que le correspondía. Finalmente la encontró, un haz de tenue luz grisácea que la guió durante el equivalente espiritual de mil millas. Y al final del camino halló una visión muy familiar.
El atardecer tras las lejanas montañas. La luz rojiza derramándose sobre las arrasadas llanuras. La colina cubierta de espadas. La colina cubierta de cadáveres. Los cadáveres de sus compañeros. De sus enemigos. De todos. Y en la cima de la colina empapada en sangre, su propio cuerpo moribundo, a través de cuyos ojos ella observaba.
Éste es el principio. Éste es el final. Aquí es donde todo terminó, donde todo empieza de nuevo, y donde todo finalizará cuando todo haya sido completado. Nada se mueve. Nada cambia. Incluso ella misma está congelada en el tiempo, incapaz de cerrar sus ojos para ocultar el familiar panorama, lleno de muerte, destrucción y dolor.
Por fin, después de un momento eterno, la visión se desvaneció lentamente, mientras su alma abandonaba de nuevo su cuerpo y se dirigía de nuevo hacia el ya familiar haz de luz gris. Había sido convocada de nuevo, y su espíritu, heroico en todo excepto en nombre, respondió a la llamada sin dudarlo. Como siempre.
El haz la guió hacia su objetivo sin desvío alguno. Ya podía escuchar (sentir) los cánticos, los rituales que atarían su espíritu al mundo material. Las palabras que le darían otra oportunidad de continuar su lucha. Otra oportunidad para cambiarlo todo.
La línea gris llegó a su fin, y una cálida luz dorada la abrazó, dándole la bienvenida. A través del resplandor pudo vislumbrar breves retazos de realidad. Un círculo de invocación dibujado con sangre. Un sótano. Un hombre sosteniendo un trozo de papel ante sus ojos, salmodiando palabras llenas de poder.
Y entonces la luz se desvaneció, y se encontró dentro de su nuevo cuerpo, arrodillada dentro del círculo de invocación. Comprobó su estado casi por reflejo. Su armadura plateada cubría su pequeño cuerpo. Su arma preferida colgaba de su cintura, preparada para la batalla. Un flujo constante de energía mágica llegaba hasta ella. Todo estaba en orden.
Se alzó, abrió sus verdes ojos y miró fijamente a su nuevo Master, las palabras del juramento acudiendo automáticamente a sus labios.
“...Os pregunto. Sois vos mi...”. Se detuvo. Algo no iba bien.
El hombre situado frente a ella no podía verla. Sus mirada estaba perdida en el vacío, su boca abierta de par en par, su cara contraída en una mueca de dolor. Todos sus músculos parecieron relajarse simultáneamente, y mientras sus párpados se cerraban y su garganta lanzaba un lastimero gemido, se desmoronó y cayó al suelo, sin sentido.
El primer pensamiento consciente y coherente que atravesó la mente de la guerrera tras casi seis años se podría resumir en tres únicas palabras: Otra vez no...
Su depurado instinto de batalla tomó el control inmediatamente. Inspeccionó sus heridas sin necesidad de mover un músculo. Eran graves. Cualquier ser humano normal habría sido vaporizado instantáneamente al ser alcanzado por la abrasadora explosión de luz blanca, pero ella había sobrevivido, aunque por muy poco. Incluso con su excepcional capacidad de regeneración necesitaría al menos unos minutos de descanso antes de poder volver a moverse, y eso sin tener en cuenta el tiempo que requeriría reunir la suficiente energía mágica para reconstruir su destrozada armadura negra. Y eso no era nada bueno.
Luchando contra las oleadas de dolor que recorrían su desgarrado cuerpo, consiguió mover levemente la cabeza. Su vista empezaba a recuperarse tras el deslumbrante resplandor, y al menos podía hacerse una idea general de su entorno cercano. El impacto le había hecho volar al menos treinta metros hacia el fondo de la cueva. Su enemigo no estaba a la vista, y sus sentidos no detectaron ninguna fuente de energía mágica en sus proximidades. Eso sí era bueno. Tal vez tendría una oportunidad de salir de ésta. Si sólo pudiera...
Pero entonces escuchó pasos. Eran rápidos pero irregulares, como si el responsable intentara correr pero estuviera demasiado agotado (o hubiera sufrido heridas demasiado graves) como para mantener el ritmo durante más de unos pocos segundos. Intentó levantar la cabeza para localizar el origen del sonido, pero su quebrado cuerpo se negó a cumplir sus órdenes. Farfullando una nada habitual maldición se quedó inmóvil, cerró los ojos, y esperó lo inevitable.
Unos pocos segundos más tarde, una voz conocida.
“Sa... ber...”.
Abrió los ojos de nuevo y miró fijamente a la figura que se elevaba ante ella. Era él. Inconfundible, aún a pesar de la extraña deformación sufrida por su cuerpo, irregulares protuberancias repartidas aparentemente al azar por todo el tronco y las extremidades. Sus ojos, sin embargo, todavía mostraban esa tozuda determinación que había llegado a conocer, amar y odiar en los pocos días que habían compartido. Y su mano derecha sujetaba una arma blanca, demasiado larga para ser una daga, demasiado corta para ser una espada.
Él se arrodilló. Ella no se movió. No podía moverse. Sólo pudo seguir mirándole con sus imperturbables ojos dorados. El joven alzó su arma con ambas manos, y dudó únicamente durante medio segundo antes de hacerla descender con todas sus fuerzas, penetrando con facilidad en los restos de su coraza y atravesando su corazón.
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Curiosamente, no hubo dolor. Sólo una abrumadora sensación de liberación mezclada con decepción y arrepentimiento que la envolvió mientras su visión del mundo que la rodeaba se disolvía a su alrededor y su cuerpo físico desaparecía.
Después, oscuridad y silencio. Podía sentir otras presencias a su alrededor en la nada, pero sobre todo, podía sentir la propia nada. Una nada que deseaba nacer, convertirse en algo distinto. Entonces escuchó, o para ser exactos, sintió un ruido, como si una gigantesca puerta de granito hubiera sido cerrada de golpe. Algo gritó de dolor y frustración. Un rayo de luz partió la nada en dos, sus silenciosos compañeros acudieron hacia él y desaparecieron.
Pero ella no podía seguirlos. Aquel no era su camino. En vez de eso dio media vuelta, buscando la salida que le correspondía. Finalmente la encontró, un haz de tenue luz grisácea que la guió durante el equivalente espiritual de mil millas. Y al final del camino halló una visión muy familiar.
El atardecer tras las lejanas montañas. La luz rojiza derramándose sobre las arrasadas llanuras. La colina cubierta de espadas. La colina cubierta de cadáveres. Los cadáveres de sus compañeros. De sus enemigos. De todos. Y en la cima de la colina empapada en sangre, su propio cuerpo moribundo, a través de cuyos ojos ella observaba.
Éste es el principio. Éste es el final. Aquí es donde todo terminó, donde todo empieza de nuevo, y donde todo finalizará cuando todo haya sido completado. Nada se mueve. Nada cambia. Incluso ella misma está congelada en el tiempo, incapaz de cerrar sus ojos para ocultar el familiar panorama, lleno de muerte, destrucción y dolor.
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Por fin, después de un momento eterno, la visión se desvaneció lentamente, mientras su alma abandonaba de nuevo su cuerpo y se dirigía de nuevo hacia el ya familiar haz de luz gris. Había sido convocada de nuevo, y su espíritu, heroico en todo excepto en nombre, respondió a la llamada sin dudarlo. Como siempre.
El haz la guió hacia su objetivo sin desvío alguno. Ya podía escuchar (sentir) los cánticos, los rituales que atarían su espíritu al mundo material. Las palabras que le darían otra oportunidad de continuar su lucha. Otra oportunidad para cambiarlo todo.
La línea gris llegó a su fin, y una cálida luz dorada la abrazó, dándole la bienvenida. A través del resplandor pudo vislumbrar breves retazos de realidad. Un círculo de invocación dibujado con sangre. Un sótano. Un hombre sosteniendo un trozo de papel ante sus ojos, salmodiando palabras llenas de poder.
Y entonces la luz se desvaneció, y se encontró dentro de su nuevo cuerpo, arrodillada dentro del círculo de invocación. Comprobó su estado casi por reflejo. Su armadura plateada cubría su pequeño cuerpo. Su arma preferida colgaba de su cintura, preparada para la batalla. Un flujo constante de energía mágica llegaba hasta ella. Todo estaba en orden.
Se alzó, abrió sus verdes ojos y miró fijamente a su nuevo Master, las palabras del juramento acudiendo automáticamente a sus labios.
“...Os pregunto. Sois vos mi...”. Se detuvo. Algo no iba bien.
El hombre situado frente a ella no podía verla. Sus mirada estaba perdida en el vacío, su boca abierta de par en par, su cara contraída en una mueca de dolor. Todos sus músculos parecieron relajarse simultáneamente, y mientras sus párpados se cerraban y su garganta lanzaba un lastimero gemido, se desmoronó y cayó al suelo, sin sentido.
El primer pensamiento consciente y coherente que atravesó la mente de la guerrera tras casi seis años se podría resumir en tres únicas palabras: Otra vez no...
Hola soy un estudiante y quisiera que me enlazaras el blog y yo haré lo mismo en el tuyo!
ResponderEliminarwww.trucosfootballmanager.blogspot.com