sábado, 17 de diciembre de 2011

Anime 2011 - Lo malo, lo bueno y lo mejor

El año 2011 ya va tocando a su fin, y es un buen momento para echar la vista atrás y repasar lo que ha pasado en los últimos doce meses. Se me ocurren un par de temas sobre los que escribir el típico resumen anual y que encajan en este cajón desastre de frikadas que estoy montando, pero teniendo en cuenta que los videojuegos modernos los tengo bastante olvidaditos y que el número de discos que quiero escuchar y no he catado supera a los que sí en una proporcion de 5 a 1 como mínimo, no me quedan demasiadas opciones. Así que nada, toca echar un vistazo al anime de este año que se nos va.

Por suerte se puede decir que el 2011 ha sido un buen año para la animación japonesa, al menos por lo que a la calidad de las series se refiere. No puedo comparar demasiado con años anteriores, ya que es probablemente el primero en el que he seguido una cantidad apreciable de series según se emitían en Japón, pero la impresión general que me deja es bastante buena. Buena parte de la culpa de esto la tienen unos cuantos títulos concretos, perfectamente espaciados a lo largo de todo el año y que se merecen ser destacados como los grandes nombres del año, en negrita y cursiva.


Invierno de tinieblas

El 2011 empezó con una parrilla invernal que no prometía demasiado a priori, y que nos trajo el primer tropezón serio de noitaminA con Fractale, además de una serie llena hasta los topes de topicazos y fanservice como Infinite Stratos (y que, de alguna forma, se convirtió en un hit en Japón), adaptaciones más bien mediocres como Beelzebub (que aún sigue en emisión) y Freezing y algunas sorpresas agradables como Kore wa Zombie desuka?, que se convirtió en la comedia más divertida de la temporada a pesar de llegar casi sin hacer ruido, Level E o Gosick, que inició una moda de series de misterio protagnizadas por jovencitas que continuó a lo largo del año con Dantalian no Shoka, Kamisama no Memochou y Un-Go. También fue bastante notable la adaptación de Hourou Musuko, aunque consiguiera uno de los peores ratings de audiencia de la historia de noitaminA, mientras que la segunda temporada de Kimi ni Todoke puso la obligatoria dosis de romance. El gran bombazo de la temporada, sin embargo, llegó gracias a los deseos de cinco chicas y su simpática (ejem) mascota.


Kyouko, Sayaka, Mami, Homura, Madoka.


Mahou Shoujo Madoka Magica fue la primera obra original de Shaft, un estudio famoso hasta entonces por conseguir grandes resultados en sus adaptaciones de mangas y novelas con presupuestos bastante limitados, logrando éxitos bastante notables como Hidamari Sketch, Sayonara Zetsubou Sensei y Bakemonogatari entre otros. Para esta serie contaron con Ume Aoki para el diseño de personajes, el inefable Akiyuki Shinbo dirigió el cotarro, la siempre talentosa Yuki Kajiura se encargó de la gloriosa banda sonora y, sobre todo, Gen Urobuchi escribió el guión. Había mucha curiosidad y bastante escepticismo sobre cómo un escritor especializado en historias oscuras y morbosas como Saya no Uta o Fate/Zero podría adaptarse a un género tan lleno de luz y color como es el de las mahou shoujo, y más teniendo en cuenta que todo el material promocional previo a su emisión la hacían parecer una más dentro del subgénero popularizado en nuestro país por Sailor Moon.

El resultado fue poco menos que espectacular. Sin chafaros la historia a los que aún no la hayáis visto y tengáis intención de hacerlo, deciros que no os dejéis engañar por esa secuencia de créditos iniciales tan mona ni por esa canción tan alegre. Madoka es una serie oscura, llena de misterios que se van desentrañando poco a poco y que dan una nueva visión sobre esas jovencitas que tan alegremente cambian una infancia normal por la posibilidad de derrotar monstruos y salvar el mundo. La serie también tuvo la mala suerte de sufrir un retraso de más de un mes en la emisión de sus dos últimos capítulos debido al terrible terremoto sufrido por Japón en marzo, aunque por otro lado eso no hizo más que aumentar la expectación y la especulación sobre un final para el que mereció la pena esperar. 

Mención especial para Kyubey, que ha conseguido convertirse en uno de los personajes más queridos y odiados a la vez, y que sin duda es la cara más reconocible del anime para este año 2011.


¿A que es mono? ¿A que sí?

Primavera de renacimiento

La primavera llegó a Japón con el país aún conmocionado por los efectos del tsunami y la crisis nuclear que conllevó. La industria del anime no se vió demasiado afectada más allá de algunos retrasos (como el ya mencionado de Madoka) y algunos cambios de planes para no herir sensibilidades. Casualidad o no, la temporada de primavera del año 2011 ha resultado ser una de las mejores de la historia reciente del anime en cuanto a la calidad media de las series emitidas.

Empezamos con dos de mis debilidades del año, A Channel y Dog Days. Ninguna de las dos series ponía nada especialmente original sobre la mesa, la primera siendo una comedia estudiantil al más puro estilo K-On! (incluso compartiendo algunas actrices en sus repartos), mientras que la segunda nos llevaba a un mundo de fantasía lleno de personajes con rasgos animales, acción y algo de comedia desenfadada y sin pretensiones de la mano del equipo responsable de Nanoha. Nada rompedor ni especialmente bien hecho, aunque ambas cumplían técnicamente, pero que sirvieron para curar corazones heridos después del sufrimiento que nos trajo Madoka durante el frío invierno. A pesar de unas críticas algo tibias, ambas series se han ganado un OVA y una segunda temporada respectivamente.



Otros cuatro títulos de esta temporada están a la cabeza de mi lista de "series de este año que no he visto pero que tengo ganas de ver y que ya estoy tardando", o SDEAQNHVPQTGDVYQYET para abreviar. Tiger & Bunny ha sido la gran sorpresa del año, tomando un género tan manido como es el de los superhéroes y retorciéndolo hasta convertirlo en un híbrido curioso entre ciencia-ficción y serie policíaca, con drama, acción y comedia divididas a partes iguales. Por otro lado, Hanasaku Iroha nos trae la historia de Ohana, una joven abandonada por su madre al cargo de su abuela, que regenta un hostal en un pequeño pueblo de las montañas. Toques de drama en una historia de superación personal que tengo bastantes ganas de catar.

El drama del año también llegó en primavera, y también se llevó el premio a título más innecesariamente largo: Ano hi Mita Hana no Namae o Bokutachi wa Mada Shiranai nos presenta la reunión de un grupo de amigos, inseparables durante sus años mozos, pero separados por el tiempo, el espacio y las circunstancias en su vida adulta. Lagrimones garantizados. Por último, y la primera de esta lista que he empezado a ver (y después de cuatro capítulos puedo decir que me encanta), Steins;Gate. Adaptación de la novela visual del mismo nombre, esta serie de ciencia-ficción pone en el papel protagonista al científico loco más... eh, loco que he tenido el placer de conocer, Rintarou Okabe Kyouma Hououin. Junto con su tropa de freaks se dedicará a investigar un misterioso incidente en el que se ve envuelto y que implica asesinatos, viajes en el tiempo, plátanos, universos paralelos, teléfonos-microondas y el colisionador de hadrones del CERN. No necesariamente en ese orden.

Spoiler: el móvil de Kyouma está apagado.
 
Pero eso no fue todo, ni mucho menos. El resto de series de la temporada primaveral no llegaron a las cotas de excelencia de estos cuatro títulos, pero también fueron bastante decentes en general, además de cubrir casi todos los géneros. La violencia desatada (y censurada) de Deadman Wonderland tuvo sus fans, aunque fuera una adaptación bastante mediocre del manga original. Ao no Exorcist trajo más acción a la mesa, mientras que la comedia corrió a cargo de Denpa Onna to Seishun Otoko y Sket Dance, una especie de clon de Gintama que aún sigue en emisión hoy día, además de la segunda temporada de The World God Only Knows, como mínimo tan entretenida como la primera. Y, por supuesto, Nichijou, de la que ya os hablé largo y tendido hace un tiempo y que sigue siendo la mejor comedia del año para mi algo extraño gusto.

Sakamoto, no hagas llorar a la pobre Hakase...

No todo fue bueno en primavera, sin embargo. Toriko ha sido una pequeña decepción hasta ahora, y aún no ha logrado igualar el nivel del muy divertido manga en que se basa. El segundo batacazo de noitaminA en dos temporadas llegó con [C]: The Money and Soul of Possibility, que además se lleva puntos negativos extra por estropear un concepto original y con mucho potencial. Suerte de AnoHana... En cuanto a series realmente malas, destacar a Astarotte no Omocha (leed el resumen y llorad), Softenni (el tenis no es más que una excusa para enseñar ropa interior femenina a mansalva, y encima censurada), Hidan no Aria (oh, que sorpresa, Rie Kugimiya interpretando a una lolita tsundere hasta las cejas...) y la segunda temporada de Seikon no Qwaser, que logró la nada desdeñable proeza de ser aún peor que la primera. A pesar de todo, la nota global de la temporada es muy, muy alta. Hacía tiempo que no se veía tal concentración de series de calidad en un período tan corto. 


Verano de corrupción

El verano llegó, y con él el calor, la humedad y Comiket, que por lo que he leído este año tuvo una ración incluso más grande de lo normal de lo primero y lo segundo. A pesar de las inclemencias, el mercadillo doujin por excelencia nos trajo otro de mis títulos favoritos en forma de OVA. Carnival Phantasm es una parodia desatada del universo Type-Moon (formado principalmente por las obras de Kinoko Nasu, que incluyen Tsukihime, Fate/Stay Night y Kara no Kyoukai) basada en el manga Take Moon. Evidentemente, se trata de una serie exclusiva para fans del "Nasuverso", llena hasta los topes de chistes que nadie que no se conozca las series, juegos y novelas visuales referenciadas al dedillo pillará jamás. Por suerte formo parte del público objetivo, así que puedo disfrutar de esta pequeña locura y de una de las canciones más pegadizas del año.

La auténtica protagonista es Neko-Arc, por supuesto.

Otro OVA me puso los dientes largos para después rompérmelos de un puñetazo en la decepción más grande que he sufrido este año, aunque la verdad es que debería habérmelo esperado. Higurashi no Naku Koro ni Kira pretende celebrar el décimo aniversario desde la publicación de la novela sonora original dando a los fans unos pocos nuevos episodios de contenido original. La verdad es que se lo podían haber ahorrado. Sólo he sido capaz de ver el primer episodio y la bajeza de los "chistes" (?) era tal que llegaba a ser hasta ofensiva. Y hace falta mucho para ofenderme. Si los capítulos de supuesta comedia de Higurashi Rei os parecieron malos, esto es mucho, mucho peor. No tocar, ni siquiera si sois fans acérrimos de Higurashi como yo. Sobre todo si sois fans acérrimos de Higurashi como yo.

Volviendo a las series de televisión, el verano supuso una bajada de nivel bastante considerable respecto a la temporada anterior, algo previsible por otro lado. Para variar, noitaminA nos daba una de cal y una de arena. No. 6 siguió el camino de [C] en el apartado de estropear un buena idea con una terrible ejecución. Usagi Drop, en cambio, recordó a los últimamente sufridos fans de este bloque tiempos mejores. Una gran adaptación de un famoso manga josei que he visto definido varias veces como "Yotsuba&! para chicas", Usagi Drop es una de las series más tiernas del año, con personajes encantadores y un buen rollito general la mar de palpable. Puntos extra por hacer lo correcto e ignorar la parte final del manga completamente. Ugh, ese final...

¿Sorprendida, Rin?

Por lo demás, bastante mediocridad repartida por toda la parrilla, hasta el punto de que las mejores series emitidas durante el verano fueron las de 26 capítulos que habían empezado en primavera. Ni Sacred Seven (batallitas shounen de toda la vida sin un ápice de originalidad), ni Uta no Prince-sama (harén invertido sin mucha gracia), ni Rou Kyuu Bu! (serie de baloncesto protagonizada por niñas de primaria), ni Kamisama Dolls (cuando uno de los tags principales en AniDB es "large breasts" es que algo falla...) consiguieron convencerme para que les dedicara mi tiempo. Algo por encima estuvieron las ya mencionadas series de misterio Dantalian no Shoka y Kamisama no Memochou, además del costumbrismo clásico y relajadito de Ikoku Meiro no Croisee y la divertida vida de un grupo de jóvenes aspirantes a idols en The Idolmaster, adaptación de un juego hiperconocido (en Japón).

El verano también trajo un par de secuelas con la segunda temporada de Baka to Test to Shoukanjuu y la tercera de Natsume Yuujinchou, dos series que no había seguido y de las que sólo me llama algo la atención la segunda. Estoy leyendo por casi todos lados cosas muy buenas sobre Mawaru Penguindrum, pero el dibujo al estilo Utena me tira un poco para atrás. Supongo que le daré una oportunidad cuando acabe, aunque sea por Aki Toyosaki y Yui Horie. Al final, la única serie televisiva veraniega que fui capaz de seguir fue YuruYuri, que vino a reemplazar a A Channel como mi serie de slice of life obligatoria de turno, y que consiguió entretenerme de principio a fin. Sus hiperadictivas canciones de apertura y cierre ayudaron, la verdad.

Kyouko, Yui, Chinatsu y... er, cómo se llamaba la pelirroja...


Otoño de... ¿abundancia?

Y llegamos por fin al último cuarto del 2011, con una temporada que ya me encargué de destripar a pocos días de su inicio. Las expectativas estaban por las nubes, y el resultado a falta de un par de capítulos para el final o el ecuador de la gran mayoría de las series es bastante bueno, la verdad.

Mi gran esperanza  para el otoño era Fate/Zero, y hasta el momento no ha decepcionado en lo más mínimo. Tras un inicio algo titubeante con un primer capítulo en el que prácticamente sólo se hablaba (y mucho), las cosas han dado un salto de calidad e interés en cuanto la Guerra del Santo Grial se ha puesto en marcha de verdad. La animación es estelar en los combates, que es donde cuenta de verdad, aunque suponga hacer recortes por aquí y por allá en otros momentos menos críticos para la acción. La música de Yuki Kajiura sigue al nivel estratosférico al que nos tiene acostumbrados, y la historia que dio a Gen Urobuchi buena parte de su fama brilla en medio de la oscuridad que la rodea. Rider conquista la pantalla con su sola presencia cada vez que aparece, y podría ser un duro competidor para cierto gato-conejo-cosa en busca de contratos como personaje del año. Lo peor, algunos momentos de censura bastante risible que espero sean corregidos/eliminados en la versión DVD/BD. Ah, y el parón que nos van a hacer sufrir durante todo el invierno. Grr.


Es que tú eres muy grande, Rider. En todos los sentidos.


En cuanto al resto de la temporada, la verdad es que me estoy quedando bastante atrás con la mayoría, más por falta de tiempo que por falta de interés. Ni siquiera he podido empezar con Kimi to Boku ni Guilty Crown, y no ayuda que a la primera se la esté tildando de aburrida y la segunda vaya camino de convertirse en otra decepción made in noitaminA, cubriendo con un aspecto visual fantástico una historia bastante hueca. De Persona 4 sí he podido ver un par de episodios, y la verdad es que la sensación es algo confusa. Por un lado tiene muy buena pinta, pero por otro no acaba de enganchar. No sé. Las críticas la tildan de muy irregular, con problemas serios de ritmo y demasiado atada al formato del videojuego original. Veremos, tarde o temprano.


La que sí parece estar despegando sin demasiados problemas es Mirai Nikki. Bien dibujada, buena música y con una historia y unos personajes la mar de intrigantes, es difícil ponerle muchas pegas a estas alturas. Yuuno se ha convertido en el nuevo rostro de la típica asesina sonriente que te clava un cuchillo hasta el pomo diciéndote que te quiere con locura. Y lo de la locura es literal, tanto para Yuuno como para la mayoría de implicados en esta batalla por el puesto de Dios. En cuanto tenga tiempo para ponerme al día, esta serie será la primera con la que me ponga en serio.


...¿socorro?
Por lo demás, buenas vibraciones en general sobre las series que me interesaron en un principio. Un-Go presenta un futuro cercano bastante poco prometedor como trasfondo a los misterios resueltos por la pareja protagonista, con una Aki Toyosaki casi irreconocible por momentos en el papel de Inga. Entretenida, aunque parece faltarle algo para acabar de explotar. Por otro lado, las segundas temporadas de Shinryaku! Ika Musume y Working!! ofrecen exactamente lo que se esperaba de ellas: más de lo mismo. Y eso, en el caso de dos de las mejores comedias de los últimos años, es algo bueno.

Además, hay algunas sorpresas inesperadas pululando por la parrilla que se me escaparon en un primer vistazo. El concepto de Ben-tou es una auténtica chorrada: batallas a muerte (o casi) por conseguir el último bento a mitad de precio en un supermercado. Evidentemente la serie lo sabe, no se lo toma en serio en absoluto y consigue una mezcla bastante refrescante de acción y comedia que está consiguiendo enganchar a más de un sorprendido espectador. El reparto de actores y actrices también promete y mucho. Algún día le daré un tiento. La otra triunfadora inesperada del otoño es Chihayafuru, adaptación de otro manga josei sobre una jugadora de karuta, un juego de cartas tradicional japonés. Muy bien animada y con personajes y pequeñas historias que transcienden más allá del tema principal. Promete.


¡Las partidas de cartas más épicas después de Summer Wars!


Por supuesto, ninguna temporada estaría completa sin su dosis de basura, más que nada por aquello de darle la razón al señor Sturgeon. Para empezar, C³ - Cube x Cursed x Curious se lleva el premio a título más original del año, pero sólo para compensar un argumento lleno de tópicos típicos de cualquier comedia ecchi de los últimos diez o quince años, sobre las que no destaca en nada en absoluto. Más de lo mismo en Maken-ki!, que ni siquiera salva puntos por tener un título llamativo. La tercera temporada de Shakugan no Shana sigue empeñada en despreciar una premisa fantástica para darnos más torpezas pseudorománticas adolescentes y más pataletas de la lolita tsundere original, tal y como lleva haciendo prácticamente desde el principio de la serie. Pero por encima (o por debajo) de todas las demás hay que poner a Kyoukai Senjou no Horizon, posiblemente la colección de tópicos más inconexa, absurda y sin sentido que se haya hecho jamás. Y lo más divertido es que ya tiene confirmada una segunda temporada. Quiero llorar...



Y con esto, el estreno de la película de K-On! en los cines japoneses hace un par de semanas con un éxito bastante considerable de público y poco más, cerramos un 2011 que nos deja un buen puñado de títulos de visión obligada para casi todos los fans del anime, unas cuantas series bastante apañadas para los aficionados a los géneros concretos, y la dosis habitual de tostones infumables. Veremos si el 2012 se porta como mínimo tan bien como este año que se termina. Y con el final de Fate/Zero y el resto de series largas de este otoño, Nanoha The Movie 2nd, las películas de Madoka, quién sabe si la tercera parte de Rebuild of Evangelion (que ya va tocando) y, uh, cualquier cosa que KyoAni se saque de la manga, creo que ya tenemos un buen comienzo...

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