Si nos paramos a pensar en ello, la gran mayoría de los días de nuestra vida son la mar de normalitos. Nos levantamos, desayunamos, vamos a clase, a trabajar o a la cola del paro, comemos, quizá hacemos algo de deporte, quizá vemos la tele o jugamos a algo para pasar el rato, cenamos y a dormir. No hay explosiones atómicas provocadas por tropezones, ni gatos que hablan, ni luchas a muerte con ciervos salvajes. Nada extraordinario.
Por supuesto, si viviéramos en el universo Nichijou, todas esas cosas y más formarían parte de nuestra vida ordinaria. Y qué queréis que os diga, probablemente nos lo pasaríamos bomba. O nos volveríamos locos. O las dos cosas a la vez, que tampoco estaría mal del todo.
Nichijou es la última serie de Kyoto Animation, responsables de algunos de los mega-hits del anime de la última década, como Lucky Star, La Melancolía de Haruhi Suzumiya, K-On!, las dos últimas temporadas de Full Metal Panic! o las adaptaciones de las novelas visuales de Key (AIR, Kanon y CLANNAD). Está basada en el manga del mismo nombre creado por Keiichi Arawi, y su título significa "vida ordinaria". Y precisamente eso es lo que nos encontraremos en sus 26 capítulos. Bueno, "ordinaria" según los criterios bastante generosos de este mundo tan loco, claro.
Para haceros una idea, echad la vista atrás unos años y recordad ese clásico del humor llamado Azumanga Daioh. Ahora, imaginaros por un momento que toda la serie transcurriera en una de las muchas ensoñaciones de Osaka. Sólo que además, dadle un par de vueltas de tuerca de más al surrealismo de todo en general, y añadidle un universo con ciertas ganas de hacer la puñeta de forma constante a sus habitantes. Con eso os acercaréis bastante a lo que es un día normal en Nichijou.
En medio de semejante caos, nos encontramos con una comedia coral estudiantil de lo más "normal", con un elenco de personajes amplio y variado que incluyen a una profesora hipertímida, alumnos con peinados extremos, un club deportivo empeñado en combinar el fútbol y el go en una única disciplina, un tipo de aspecto noble (en realidad es granjero) y que va al instituto montado en una cabra y acompañado de un criado, una troll profesional aficionada a las tallas religiosas de madera, una idiota despistada con cierta tendencia a ser troleada por la troll anterior y por el universo en general, una futura dibujante de manga enamorada, una kendoka con problemas de autocontrol, cierta afición por las armas de destrucción masiva y que para nada está enamorada, una robot empeñada en integrarse en la sociedad humana (a pesar de tener una llave de cuerda enorme clavada en la espalda) y su creadora, una cría de seis años conocida simplemente como Hakase ("Profesora"). Para empezar.
Como os podéis imaginar, el tono de Nichijou es cualquier cosa menos serio. Los capítulos están formados por mini-sketches que saltan de una situación absurda a otra y de un grupo de personajes a otro sin apenas solución de continuidad, consiguiendo así que la comedia se mantenga fresca y sorprendente. Eso sí, el humor es muy japonés, hasta el punto que en ocasiones nuestras débiles mentes occidentales no son capaces de comprender su grandeza. Vamos, que hay chistes que no hay por dónde pillarlos. El uso de muchísimos juegos de palabras intraducibles no ayuda demasiado, y algunos capítulos tienen muchos altibajos por este motivo.
Técnicamente, KyoAni ha puesto toda la carne en el asador, a pesar de que a priori Nichijou no parece ser una serie que pudiera dar para muchas virguerías. Los fondos son tan preciosistas como nos tienen acostumbrados, las transiciones entre animación tradicional y CGI son bastante suaves, y el estilo de animación usado ayuda mucho a mantener el nivel medio de carcajadas por las nubes. Las exageradísimas expresiones faciales y la tendencia a convertir absolutamente todo en algo mucho, mucho más épico de lo que sería normal y socialmente aceptable transforman hasta los momentos más mundanos en pequeñas maravillas de la animación. Las escenas más "normales" tienen un aire similar a Azumanga Daioh o incluso Lucky Star, pero cuando la intensidad sube nos encontramos con cositas como ésta:
En el aspecto sonoro KyoAni también ha cumplido las expectativas. La banda sonora acompaña perfectamente a la acción sin resultar estridente (ver el video anterior para un ejemplo bastante representativo) y resulta generalmente bastante agradable al oído. Para las voces de los personajes se ha vuelto a confiar principalmente en actores y actrices sin demasiada experiencia en papeles principales (que lo bordan), pero acompañados de algunos veteranos como Minoru Shiraishi, Choo o Hiromi Konno, además de pequeños cameos de superestrellas del calibre de Daisuke Ono, Aya Hirano o NORIO WAKAMOTO. Nada mal. Los openings corrieron a cargo de Hyadain, y el resultado fue absolutamente genial.
En resumen, una de las series más divertidas que he visto en los últimos años, aunque hay que reconocer que su humor tan particular puede tirar a mucha gente para atrás, y que además permite disfrutar de todo el talento de KyoAni en lo que a animación se refiere. Muy recomendable. Lástima que en Japón las ventas de los DVDs y BDs estén siendo bastante desastrosas, lo que hará casi imposible una segunda temporada. Snif.
(PD: señoras y señores de KyoAni, se agradecería que anunciasen su próximo proyecto cuanto antes, que no hay nada a la vista después de la película de K-On! que se estrena en diciembre. Si les da por hacer de una maldita vez una cuarta temporada de Full Metal Panic! o una tercera de Haruhi el agradecimiento se convertirá automáticamente en veneración eterna. Firmado: un fanboy)